El significado de la Ventana Overton y sus fases

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¿Seguimos siendo capaces de desarrollar pensamientos y conductas de forma autónoma?
¿Somos dueños de nuestras acciones?

Según Overton, la respuesta a estas preguntas es un breve: NO.

Aceptamos lo que no queremos y ya ni nos damos cuenta. La culpa es de una ventana o más bien de una teoría de la ingeniería social conocida como Ventana Overton.

Joseph Overton fue un sociólogo estadounidense. Murió joven, a los 43 años. En 2003 se estrelló a bordo de un ultraligero que él mismo pilotaba, en circunstancias que no están del todo claras.

Tuvo notoriedad póstuma por su teoría de la ingeniería social, llamada, de hecho, “La ventana de Overton”. En sus estudios trató de explicar los mecanismos de persuasión y manipulación de las masas, en particular de cómo una idea puede transformarse de completamente inaceptable a pacíficamente aceptada y finalmente legalizada.

Para ello, utilizamos técnicas que los expertos en publicidad y marketing conocen bien y aplican para orientar nuestra forma de pensar, nuestro consumo, nuestras creencias e inclinaciones políticas.

Básicamente es el esquema típico de las dictaduras pero también de las democracias. Uno se pregunta, de hecho, a menudo en retrospectiva, cómo pueblos enteros, no solo y no siempre como resultado de presiones violentas, pudieron en cierto momento encontrarse pensando todos de la misma manera y compartiendo pasivamente estilos de vida que antes ni siquiera eran imaginables, pues se encuentran encerrados en un sistema que inicialmente no querían y en un pensamiento que está a años luz de su forma de ser tradicional. Según Overton, la manipulación está marcada por una secuencia precisa que se puede resumir en las siguientes fases.

Las seis fases de la ventana de Overton:

  1. Impensable/inaceptable: es el momento en que se abre la “ventana”. La idea y las conductas relacionadas son impresentables, despiertan repulsión general, están prohibidas. Pero empezamos a hablar de ello… y, sin que nadie se dé cuenta, hablamos de ello cada vez más. El proceso ha comenzado y la idea está lista para el siguiente paso.
  2. Prohibido, pero con algunas excepciones: en este punto se abre el debate. La “ventana” permanece confinada al campo de las transgresiones no autorizadas.
  3. Aceptable: “Yo nunca lo haría, pero ¿por qué impedir que otros lo hagan?”: Aunque con la debida distinción, la “ventana” entra en la esfera de lo socialmente relevante. Los expertos toman el campo en varias capacidades en los salones de televisión. La opinión pública suspende el juicio, se mueve hacia posiciones más “blandas” que parecen neutrales.
  4. Razonable: a estas alturas la idea ya ha perdido casi por completo su carga subversiva inicial. “No hay nada malo”. Es más que comprensible, normal, absolutamente normal… de hecho necesario, “necesitamos crear las condiciones para que…”
  5. Generalizado: la “ventana”, que se ha elevado a una nueva etapa, reúne un consenso político creciente y al mismo tiempo puede aumentar el consenso para la política. Ahora representa un sentimiento común ampliamente compartido, que se refleja en la cultura popular (testimonios, cantantes, actores, programas de televisión, etc.)
  6. Legal: la idea se incorpora oficialmente al sistema estatal. El objetivo está logrado.


Caníbales, ¿por qué no?


Hace algún tiempo, el director ruso Nikita Mihalkov, inspirado en la Ventana de Overton, planteó la hipótesis de los desplazamientos de la “ventana” sobre una idea ahora considerada totalmente extrema (… pero no demasiado): la del canibalismo. Inaceptable para la mayoría, incluso horrible. Después de la segunda etapa, la narrativa cambiará imperceptiblemente: llamar “caníbales” a los carnívoros humanos es una simplificación, sería mejor hablar de “antropófagos”. En algunos casos el fenómeno, extendido desde la antigüedad y arraigado en algunas culturas, se explica por largos períodos de carestía y quizás también por una predisposición genética.

Si un grupo de presión o un lobby logran hacer avanzar la “ventana”, tendremos un retrato casi edificante de los “caníbales” anteriores. En los debates algunos estudiosos comenzarán a llamarlos “antropófilos” (amantes de la humanidad). Este hábito alimentario no debe ser criminalizado -se dirá- es una opción posible y básicamente natural, sin perjuicio de las precauciones higiénicas y sanitarias, siempre que no cause daño permanente a terceros y que éstos estén consintiendo. Y así sucesivamente…

La historia está llena de ventanas Overton, basta pensar en los totalitarismos del nazismo y el comunismo, de las “operaciones militares” hechas pasar por “misiones de paz”, de guerras por energía y recursos vendidos como lucha contra el terrorismo, de las limitaciones de la libertad para causa de pandemias, etc…

Tal vez sea hora de abrir los ojos y cerrar la ventana.